Cómo compaginar universidad y trabajo
¿Es posible compaginar el estudio de un grado en la universidad y trabajar al mismo tiempo? La realidad demuestra que es posible, porque hay muchos alumnos que sacan una carrera mientras están trabajando, aunque exige un esfuerzo extra no apto para todo el mundo.
Estudiar a la vez que trabajar tiene consecuencias positivas y negativas para el alumno. Un estudio de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) advertía que sacaban peores notas los estudiantes que compatibilizaban los estudios y el trabajo, que el resto de los estudiantes. La consecuencia positiva es que estos alumnos tienen mejores posibilidades de encontrar un trabajo relacionado con sus estudios cuando se gradúan.
¿Cómo son los estudiantes que trabajan y estudian a la vez?
Para saber cómo son estos estudiantes tenemos que buscar en la Encuesta de Población Activa que recoge el volumen de estudiantes que estudian y trabajan a la vez. Lejos de la imagen de los ninis, aquellos que ni estudian ni trabajan, que se asocia a los jóvenes, los datos de la EPA demuestran que existen 671.800 jóvenes menores de 29 años que compatibilizan el trabajo y el estudio. Y, curiosamente en este caso las mujeres dominan, porque hay más mujeres trabajando y estudiando a la vez que hombres (53,2% de mujeres frente a 46,8% hombres).
Las razones por las que los estudiantes estudian y trabajan a la vez son variadas. Cuando las familias atraviesan dificultades económicas, es normal que los hijos busquen un trabajo mientras estudian para contribuir a la economía familiar. Así, durante la crisis económica, por ejemplo, el porcentaje de alumnos que trabajaban a tiempo completo pasó del 38% al 47%.
En otros casos, el paso se produce en sentido inverso, se empieza a trabajar primero y después se decide continuar los estudios universitarios con el fin de mejorar las perspectivas laborales y ganar más dinero. Estos datos sirven de ejemplo: el salario bruto medio al mes de los que tienen un doctorado o máster es de 2900 €, mientras que quienes no han pasado de la primaria pueden cobrar un salario de 1260 € mensuales.
Mejorar las perspectivas laborales
Yzeds Juyar decidió volver a la universidad a los 25 años, después de haber iniciado un grado de Geología a los 18 años que abandonó a los pocos meses porque no le gustaba. Estudió un grado superior de Formación Profesional de Laboratorio de Análisis y control de Calidad y este año ha entrado en la Universidad Complutense para estudiar el grado de Bioquímica, porque ha descubierto que le apasiona la ciencia.
“Desde que terminé el grado superior he estado haciendo prácticas y trabajando en la fábrica de Heineken”, explica Yzeds. “En octubre me contrataron en un laboratorio de Aenor y ahora compatibilizo el trabajo con el estudio del grado de Bioquímica”.
Yzeds compagina bien universidad y trabajo porque tiene un contrato indefinido de media jornada “en un horario en el que no me coincide ninguna clase de 13.30 a 17.30 horas”. Reconoce que su vuelta a la universidad es para mejorar las salidas profesionales “con el grado superior consigues trabajo fácilmente, pero tienes una especie de techo laboral que impide que puedes optar a determinados puestos de trabajo, pero con la carrera puedo llegar más alto”.
Estudiar para cambiar de profesión
Ana Arenal sacó el grado de Enfermería trabajando como periodista y, aunque reconoce que requiere un gran esfuerzo, está feliz con el resultado: ha dicho adiós al periodismo y desde que acabó el grado de Enfermería no ha dejado de trabajar. “Solicité la inscripción solo en universidades públicas como licenciada, porque hay un cupo de plazas reservadas para licenciados (se reserva el 1% de las plazas). Pedí la Complutense, porque es dónde había estudiado Periodismo, la Rey Juan Carlos y la Autónoma. Conseguí plaza en la Rey Juan Carlos en turno de mañana”.
Durante los cuatro años que dura el grado de Enfermería, Ana compatibilizó estudios y trabajo. “Estudiaba por las mañanas cuatro horas y por la tarde trabajaba en un diario digital. Solo tenía que ir a clase por la tarde un día a la semana, pero como no podía asistir a esa clase hablé con el profesor y tuve que entregar un trabajo para sacar la asignatura”, comenta Ana.
A partir del segundo año, era difícil compaginar el trabajo porque en el segundo semestre comienzan las prácticas y tenía que estar en la universidad todo el día. “Para compaginar el trabajo con la carrera, me ofrecieron un cambio en el trabajo. Pasé de estar contratada con un horario de tarde, que muchas veces con el cierre se alargaba hasta las 12 de la noche, a trabajar como autónoma los fines de semana en el mismo periódico”, recuerda Ana. “Normalmente trabajaba desde casa pero algunas veces tenía que estar de guardia en la redacción. Además, durante la semana hacía colaboraciones para otros medios”.
Ana sacó el grado entre 2010 y 2014 trabajando durante toda la carrera, incluso después de graduarse continuó trabajando en el diario hasta 2017. “Los últimos años compatibilizaba el trabajo de periodista y de enfermera. Finalmente dejé el periodismo porque disfruto más trabajando como enfermera. He dado un cambio radical a mi vida”.
Trabajar los fines de semana
Los trabajos de fin de semana es la opción elegida por los estudiantes universitarios que quieren adquirir experiencia profesional o tener ingresos para cubrir sus gastos. Generalmente, estos trabajos se encuentran en el sector servicios, hostelería y comercios, trabajando de camareros o dependientes en tienda solo durante el fin de semana.
En Mercadona, por ejemplo, ofrecen trabajos de 15 o 20 horas, especialmente dirigidos a estudiantes, no solo universitarios, “porque les permiten compatibilizar sus estudios el trabajo” comentan desde Mercadona. ¿Qué sueldo puedes ganar con un trabajo de 20 horas? Aquí la retribución mensual bruta por una jornada parcial de 20 horas es de 669 €, “con progresión salarial”.
En cualquier caso, como estudiante debes saber que compatibilizar trabajo y estudio exige una gran responsabilidad y esfuerzo. “El primer año fue muy duro, tuve un par de ataques de ansiedad y perdí mucho peso”, recuerda Ana, pero “cuando estás mentalizada para hacerlo pones mucho más empeño. Tenía una sensación de responsabilidad que me exigió mucho esfuerzo pero lo conseguí”.