¡Por fin ha llegado el momento! Vas a empezar la universidad y has decidido estudiar fuera de tu casa. Empiezan las dudas, los nervios y la incertidumbre de los preparativos para realizar el traslado a una nueva ciudad, un nuevo entorno y un nuevo desafío académico.
Es una situación por la que ha pasado mucha gente, pero no por ello es menos estresante. Aquí tienes cinco consejos para preparar correctamente tu marcha a través de los testimonios de varias personas que han vivido la experiencia.
Calcula cuánto pueden gastar tus padres
La primera reflexión que deberías hacerte antes de decidir salir a estudiar fuera de casa es si realmente tus padres pueden costear el gasto de estudiar fuera de tu ciudad. Si bien existen becas y ayudas para los estudiantes, la mayor parte del gasto que supone estudiar fuera de casa correrá a cargo de tus padres.
Dependiendo de cuánto puedan gastar, podrás optar por una u otra universidad y ciudad. Para Diego Fernández, estudiante del grado de ADE en la universidad de Oviedo, elegir la capital asturiana obedeció más a una necesidad económica que a su verdadera voluntad. “Quería irme a Madrid, pero mis padres no estaban bien económicamente por aquella época. En Oviedo vivía mi tío, y pude quedarme en su casa durante un tiempo, hasta que encontré un trabajo y pude independizarme”.
Infórmate sobre la ciudad dónde vas a estudiar
Antes de empezar tu nueva aventura, deberás conocer el lugar donde vivirás en los próximos años: las comunicaciones con tu ciudad, los servicios cercanos a tu universidad, cómo moverte por los lugares que te interesan, el nivel de precios… Así podrás elegir mejor la zona dónde vivir.
Miriam García, estudiante del grado en Ingeniería Civil de la Universidad Politécnica de Madrid, se trasladó a la capital en parte porque le gustaba la forma de vida. “Yo venía de una ciudad pequeña, y siempre me había llamado la atención todo lo que te ofrecía Madrid. Además, vi que podía vivir cerca de la universidad y que no tenía que realizar largos desplazamientos para llegar a la facultad. Si algún día quería ir al centro, podía hacerlo sin problema, aunque al final tiendes a hacer vida por tu zona, que es donde además están todos tus amigos”, explica Miriam.
Elige bien dónde vas a vivir
Una vez tengas claro dónde vas a estudiar, tienes que valorar dónde vas a vivir: residencia, colegio mayor o piso compartido. Miriam siempre tuvo claro que quería vivir en una residencia cuando decidió dar el paso. “Quería ir a una residencia o a un colegio mayor porque era todo más sencillo: te hacían la comida, te lavaban la ropa, te hacían la habitación… Lo único malo es que el horario era un poco restrictivo, sobre todo si querías salir por la noche”. Otro hándicap era el precio, porque vivir en una residencia es una opción más cara que un piso “Costaba 1150 € al mes”, recuerda Miriam “pero el resto de las ventajas compensaba este inconveniente”.
Oliver Rodríguez optó por un piso compartido para estudiar el doble grado de ADE y Derecho en la universidad de Salamanca. “Iba con otros dos amigos desde León y decidimos compartir piso. Era más barato para nuestros padres, ya que solo pagábamos unos 225 € al mes, y estaba más cerca de la facultad. Además, las residencias de Salamanca no nos acababa de convencer. El piso nos ha dado mucha más libertad, aunque teníamos que hacerlo todo nosotros”.
Abre tu mente a encontrar nuevos amigos
Irte a estudiar fuera de tu ciudad implica que estás solo, lejos de tu círculo más cercano formado por tu familia y amigos. Esto puede ser duro al principio, sobre todo si no estás mentalizado para relacionarte con gente nueva. Diego reconoce que los comienzos fueron bastante duros. “En Oviedo no conocía a nadie y la mayoría de mis compañeros de la universidad ya tenían sus grupos de amigos, por lo que me fue difícil incorporarme a ellos. Por suerte, soy una persona bastante extrovertida y conocí mucha gente durante mi periodo universitario”.
Sin embargo, a Beatriz Alonso le costó mucho la adaptación en su estancia de un año en Belfast para terminar sus estudios en Magisterio de Educación Primaria. “Me costó mucho adaptarme. Para mí era una estancia casi obligada para mejorar mi nivel de inglés, pero cuando estaba allí, solo quería volver a España. No puedo decir que hiciese amigos allí, ni que fuera un momento inolvidable de mi vida”.
Piensa en la organización
Estudiar fuera de casa exige unas pautas de organización que no necesitas cuando estás en casa. Ya no tienes a tus padres para que te resuelvan los problemas y tienes que saber cómo hacer las cosas. Tareas tan sencillas y cotidianas como llamar a un médico si te pones enfermo o hacer la compra son totalmente nuevas para ti, así que debes empezar por organizarte con tus padres antes de irte, especialmente si vas a emanciparte a un piso.
Oliver reconoce que al principio fue difícil organizarse con todo. “Antes llegaba a casa y mi madre me tenía todo preparado. El primer día que entré en mi casa de Salamanca me di cuenta de que era yo quien tenía que hacerlo, y me resultó bastante duro. Al final, con el tiempo, todo acaba bien, pero hubiera agradecido un poco de ayuda con las tareas de casa”.
En definitiva, antes de irte a estudiar fuera de casa, tienes que planificar bien dónde vas a ir y cómo vas a vivir y aunque la experiencia puede ser dura al principio, los estudiantes reconocen que compensa.